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AUTORES: A.C. Barroeta, G. VergeN. Ciria.


Las gallinas ponedoras comen alimentos completos y equilibrados. Los expertos en nutrición diseñan dietas que aportan la energía y los nutrientes necesarios para el normal funcionamiento del organismo y la formación del huevo. Para ello, se seleccionan ingredientes naturales y se combinan en la cantidad y proporción adecuada para asegurar el bienestar y la salud intestinal de la gallina, así como la calidad del huevo, sin olvidar el compromiso con el medio ambiente.

El tracto digestivo de las aves es corto y el alimento lo recorre a un ritmo rápido (3-4 horas). Su digestión es fundamentalmente enzimática, con una reducida tasa de fermentación bacteriana. Por ello, su alimentación contiene, principalmente, almidón, proteína, grasa, vitaminas y minerales, sin olvidar cantidades moderadas de fibra y alimentos voluminosos que contribuyen al correcto funcionamiento del aparato digestivo.

Aparato digestivo

Las gallinas captan el alimento con el pico, lo tragan sin masticar (recordemos que no tienen dientes) y pueden almacenarlo en el buche, una cavidad esofágica destinada a ser un reservorio de alimento para el ave. A continuación, este alimento pasa al proventrículo, que actúa como estómago glandular (digestión enzimática), y a la molleja, donde se realiza la acción de trituración (digestión mecánica) y mezcla con los jugos gástricos. Una vez que los procesos de digestión han reducido el tamaño de los componentes del alimento, los nutrientes son absorbidos a través de las células epiteliales del intestino delgado y pasan a la circulación, transportándose a los diferentes tejidos y transfiriéndose posteriormente al huevo. El alimento no digerido es excretado a través de la cloaca junto con la orina.

 

 

Ingredientes

Los principales ingredientes que forman parte del alimento de las gallinas son: cereales (maíz, trigo, cebada y avena), fuentes de proteína (harinas de soja, harina de girasol y guisantes), aceites vegetales, vitaminas y minerales. Por ello, podemos decir que las gallinas se alimentan mayoritariamente con productos de origen vegetal, aun siendo animales omnívoros. De hecho, las gallinas con salida al exterior (camperas, código 1 y ecológicas, código 0) además del pienso pueden ingerir otros alimentos (5%) como insectos, lombrices, hierba y/o pasto e incluso minerales. Para la formación de la cáscara del huevo y mantener la integridad del esqueleto de la gallina es de especial importancia asegurar que el aporte de calcio, fósforo y vitamina D sea el correcto.

Además de los ingredientes anteriormente comentados, se incluyen algunos complementos que ayudan a mejorar la calidad del pienso y del huevo, la utilización de nutrientes, la salud intestinal, el bienestar y que reducen la contaminación ambiental. Entre ellos están los antioxidantes, administrados para asegurar la estabilidad del pienso, o las enzimas (como carbohidrasas y fitasas) que ayudan en la digestión y reducen la excreción de contaminantes en las excretas. También se utilizan comúnmente los probióticos y prebióticos para mejorar la salud intestinal, aminoácidos de forma individual para hacer eficiente el uso de la proteína dietética y reducir así la excreción de nitrógeno al medio ambiente o pigmentantes que, junto al maíz y la hierba o pasto, aportan carotenoides para que la yema del huevo tenga un color amarillo-anaranjado. En relación con los pigmentantes de la dieta, cabe mencionar que a través de la alimentación de la gallina se puede modificar el color de la yema pero no el color de la cáscara del huevo, que depende básicamente de la genética.

Todas las materias primas nombradas anteriormente son mezcladas en las proporciones adecuadas para la fabricación de un pienso equilibrado y de calidad. Durante los procesos de fabricación de los piensos se sigue un estricto control de calidad y trazabilidad, desde los ingredientes hasta el alimento acabado. Nunca se usan hormonas y los antibióticos quedan restringidos a su uso por prescripción veterinaria con fines únicamente terapéuticos. Siempre se verifica la calidad nutricional y la inexistencia de compuestos indeseables, asegurando la salubridad del alimento y del huevo.

Este alimento completo se suele presentar en forma de harina gruesa, granulado o migaja (las gallinas rechazan las partículas finas). La gallina siempre tiene acceso al alimento, para que de forma natural pueda repartirlo en muchas comidas al día.

Por último, no hay que olvidar la importancia del agua, que juega un papel fundamental para que los animales puedan comer y digerir adecuadamente los nutrientes del alimento. Se supervisa de forma periódica la calidad química y microbiológica, así como el consumo de agua, ya que son aspectos críticos para lograr el objetivo final: una buena nutrición de la gallina.

 

Resumen del artículo “Alimentación de las gallinas ponedoras”, de los mismos autores. También publicado en Instituto de Estudios del Huevo.

Infografías: Natalia Ciria. Diseño Gráfico e Ilustración Científica. www.nataliaciria.com